Leyendo la entrevista hecha a la enfermera Juceli
Maciel[1], percibo
en sus palabras una profunda humanidad que ella ha ido encarnando a partir de
su trabajo con pacientes terminales. Tal vez la dificultad de posicionarnos
respecto de un problema bioético, esta muy ligada al
desarrollo de una sensibilidad especial frente a lo que llamamos humanidad, en
nosotros y en los demás.
Cuando pensamos en humanidad pensamos en alguien
concreto, una persona comprensiva, capaz de compasión, capaz de escuchar y decir las palabras ciertas en el
momento preciso, alguien que ha vivido muchas experiencias y tiene cierta
capacidad “acrobática” de ponerse en el lugar del otro y sentir con él.
Cualidades deseables en aquellos que tienen la
tarea de cuidar de otros, que como Juceli han descubierto el gran poder
terapéutico de una presencia cálida, que alivia la soledad y alimenta la
esperanza.
Jesús modelo de humanidad plena, muestra de que
estamos hablando. Lo vemos escuchando, sintiendo compasión, sanando, acogiendo
a los rechazados y cenando con ellos… preocupado siempre por aliviar el
sufrimiento de los otros, todo esto desde su condición frágil, vulnerable,
humana. Porque a la hora de acompañar el sufrimiento de otro, probablemente una
de las mejores herramientas que tenemos es nuestra propia fragilidad. Por Néstor
Fajardo (aluno).
Créditos da figura: http://www.newscientist.com/blog/shortsharpscience/uploaded_images/eyes_closed_small-751140.jpg
[1]
IHU online. Os pactos do ser humano diante da própria finitude, entrevista com
Juceli Maria Maciel, São Leopoldo 31 de outubro 2005.
É a vida mais humana da humandade que se humaniza na sua relação consigo. Nestor encontra na fragilidade humana, a qual a enfermeira se interaje constantemente, a possibilidade de uma relação amorosa, ou melhor, tendo um "sintiendo compasión" capaz abarcar o sofrimento e revelando a Pessoa de Jesus.
ResponderExcluirJesus é assim o "modelo de humanidad plena" e dá sentido a toda a bondade que a existe dentro do humano e que favorece entre seus pares a fraternidade e a bondade tão querido em seu seio. Essa é com certeza a ferramenta que precisamos.
É isso aí Nestor!
Hugo Galvão