terça-feira, 14 de fevereiro de 2012

Lenguaje poético, la metáfora y el diálogo entre las ciências y la teologia



Teniendo en cuenta el texto de Germano Cord Neto: "Ética teológica, Hermenêutica da lei natural e a contribuição das ciências naturales", me llama la atención el abordaje de la temática de la hermenéutica con el fin de introducir el diálogo entre las ciencias naturales y la ética teológica. Así cualquier hermenéutica reduccionista sería fatal para un diálogo entre las ciencias y la teología. Y una forma donde podemos encontrar una apertura de sentido en dicho diálogo es el lenguaje metafórico. Por medio de tal lenguaje podemos abarcar cosas que van más allá de toda experiencia humana.
Ahora, ¿cuál es el lenguaje en donde la metáfora aparece? El lenguaje poético.  Este, contrario del lenguaje científico-descriptivo, "no aumenta el conocimiento de los objetos"[1]. Sin embargo, esto no quiere decir que el lenguaje poético no trate del mundo. Este refiere a otras maneras de ver el mundo que nos rodea. El lenguaje poético no se limita a lo emocional como muchas veces se entiende. Aunque el lenguaje discursivo describa los objetos que hay en el mundo, el lenguaje poético rompe con el lenguaje cotidiano y nos abre una puerta para un mundo nuevo, que va más allá de lo simplemente descriptivo. El lenguaje poético revela todo aquello que tratamos de esconder y resalta la verdad no a un nivel empírico, sino desde un nivel de lo manifestado. Aquello que se deja manifestar es un mundo que permite proyectar mis posibilidades más propias[2]. Un mundo que no se limita a los criterios de la verificación-falsación.
De este modo, la metáfora nos revela nuevas formas de ver el mundo y sus relaciones y, de este modo, permite creativamente tener nuevas comprensiones. Siendo así, tales comprensiones nos lleva a tener un diálogo más abierto y menos fundamentalista entre la ciencia y la teología. Así, la metáfora permite tener una mayor comprensión del mundo que nos rodea y que está en permanente expansión. La metáfora ayuda a tener una mayor auto-comprensión de nosotros mismos y nos conduce, a su vez, a ver la bondad de nuestra propia vida[3]. Por Fredy Castañeda (aluno)

Créditos pela figura: http://www4.samford.edu/groups/wvsu/poetry.jpg?__SQUARESPACE_CACHEVERSION=1286243952521

[1] RICOUER, Paul. Nomear Deus, p. 33.
[2] Cf. RICOUER, p. 34.
[3] CORD NETO, Germano. Ética teológica, Hermenêutica da lei natural e a contribuiçao das ciências naturales, p. 69.

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