Retomando el artículo anterior, en el cual terminamos afirmando que el cristianismo trajo al término
de persona la concepción que hoy en día conocemos. Pero antes de plantear
directamente la problemática de la película de "La decisión de
Annie", continuaremos analizando el concepto de persona en el
cristianismo.
Contrario a las grandes religiones
del continente asiático, el cristianismo imprimió un carácter único de persona
referido tanto a Dios como a los hombres. Es a partir de ser personas, que
podemos vivir en sociedad y, por lo mismo, nos volvemos seres únicos e insustituibles.
Por ejemplo, para una madre que tiene cinco hijos y se le muere uno de ellos en
un accidente, no deja de ser traumático y doloroso por el hecho que tiene otros
cuatro que sustituyen al que falleció. De este modo, dentro del seno de la
familia se generan relaciones inter-personales irreemplazables, no solo entre
los esposos, sino entre padres e hijos.
Precisamente, en estas relaciones inter-personales
se cría un clima de cariño y comprensión, en donde lleva a cada uno de los
integrantes de la familia a amarse a cada uno en su propio carácter y
personalidad. Así en el caso de "La
decisión de Annie", el hecho que Annie sea el medio para que su hermana
enferma se recupere, ya muestra que para tales padres la única hija persona es
la que está enferma. Solo cuando Annie se hace valer como persona, los padres
toman conciencia que tienen otra hija que no es reemplazable por nada y que
tiene sus propios derechos a ser libre para optar por sus propias decisiones.
Por eso mismo, el cristianismo plantea que la fecundación
In vitro acarrea problemas no solo de
orden espiritual o trascendente, sino de orden social. Cada miembro de la
sociedad debe ser respetado en su integridad. Nadie puede ser reemplazado por
el beneficio del otro. Ahora, es necesario aclarar que aquí no estamos
discutiendo si un embrión es una persona o no, sino las consecuencias sociales
que pueda acarrear en el futuro una situación de estas. Por Fredy H. C. Vargas (aluno).
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